miércoles, 21 de enero de 2009

No intento ser el gran amor de tu vida, esa que te exige, te demanda y luego te olvida. Simplemente intento ser esa que disfruta cada instante, cada segundo de tu compañía. Ese que en aquella noche de verano bajo un cielo repleto de estrellas, encontró en un abrazo, en un beso tuyo, la felicidad que creía perdida. No quiero ser tu dueña, tu pastora, tu guía, esa que te dice lo que tienes que hacer y luego te margina. Simplemente intento ser esa que te quiere y te mima. Esa que en aquella madrugada de desvelo, feliz, extasiada, intensamente disfrutó de la paz de tu rostro mientras dormías. No me interesa ir de visita por tu vida, ser la gran señora que te llena de cosas por fuera y por dentro te vacía. Sólo intento ser la que te provoque una sonrisa, esa que aquel día poniéndose romántica, enmarcó la belleza de tu rostro y le escribió una dulce poesía. No me gustaría ser esa que de rodillas suplica tu amor, esa que te tortura y lastima con su fuerte obsesión. Solamente ansío ser aquella que naturalmente desees. Sólo intento ser aquella que te pueda enseñar: que quizás exista el amor eterno, que tal vez la felicidad tenga dueña, que cada instante compartido puede ser un mágico sueño del que no se quiere despertar. Sólo pretendo ser únicamente yo, esa loca perdida que te quiere, esa poetiza que se anima a decir sin miedos todo lo que siente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario